Hoy es martes 20 de mayo, una mañana bonita, estoy en Todos
Santos. Hice el viaje saliendo de mañana de Huehuetenango. Una gran oportunidad
de estar aquí. El viaje fue rápido y agradable subiendo en esa carretera serpenteante
contemplando hermosos paisajes mientras iba ascendiendo, tantos escenarios
bellos que ofrecen los Cuchumatanes, contemplé pastores cuidando sus ovejas y
mientras subía se veían a los lejos los imponentes volcanes. Cuantas veces pase
por estos lugares. Buena parte de mi vida pase subiendo y bajando. Cuando empiezo a
descender contemplo a la lejanía el territorio mexicano. Veo de igual modo el
verde oscuro de los arboles de ciprés y pinabete que hacen juego con el color
gris y blanco de las rocas impregnados en esos bellos y altos montes. Es todo
un poema a la vida.
Al entrar al pueblo me dirijo a la iglesia parroquial, por
suerte me dejaron parquear al frente. Así, dentro del templo me quede en
silencio, orando, contemplando y también observando a las personas que entran a
orar, la mayoría mujeres, ciertamente no entendí el dialogo con su Dios, pero
podía sentir la emotividad, la sinceridad de su oración, con una veladora o
candelas en la mano. Se levantaban reconfortadas y alegres, me veían quizás
como desconocido, me saludaban espontáneamente en señal de despedida.
Un momento emocionante que me transporto a los años 1,986 y
1,987 en que viví en este lugar por un año. Vine a acompañar a la comunidad en
su caminar. Este pueblo se quedo sin párroco mucho tiempo a raíz del conflicto
armado, el ultimo que lo atendió fue Santiago Flaherty QEPD. Luego por muchos años se atendió a
distancia. Cuando vine, estando en Chiantla encontré situaciones particulares
fruto del mismo abandono y el conflicto. En la parroquia las personas
dirigentes se habían posesionado de todo, hacían las cosas de acuerdo al modo que lo entendían. Era una experiencia
religiosa marcada de carismáticos con protestante e imposiciones y reglas duras
hacia la comunidad, prohibieron el uso de campanas y usaban bocinas donde
hablaban todo el día. No fue nada fácil insertarme porque me veían como un
intruso y desconocido pero poco a poco me fui ganando la confianza y el cariño
de la gente. Tienen la organización tradicional de los mayores (ixcueles),
jóvenes nombrados por la comunidad con servicio por un año para cuidar
y servir en la iglesia de manera voluntaria y viven en las instalaciones de la
parroquia. Las personas al frente de la comunidad en esa época eran Don Tereso
que aun vive y José Calmo QEPD, quien fungía como secretario. José me contó su vivencia cuando fue alcalde en el
año l980 a l982, su experiencia durante la guerra. Una tarde entraron los
guerrilleros, lo encerraron en el despacho municipal y en su presencia mataron
al secretario municipal. De igual modo me conto cuando el ejercito de Lucas García
masacró la aldea del Rancho, una comunidad a la entrada de Todosantos y luego
quemaron las casas, el me contaba todo llorando. Luego de eso el ejercito entro
al pueblo, encerraron a la gente dentro del templo parroquial con la amenaza de
quemarlos vivos a todos, en esas estaban cuando vino el cambio de gobierno con
el golpe de estado de Ríos Mont, los soldados recibieron la orden de retirarse
del pueblo. Es uno de tantos testimonios que paso en esta sufrida Guatemala.
Ahora el honorable congreso de la
república y lo escribo en minúscula, los padres de la patria niegan que haya habido genocidio, cuanto
cinismo y olvido de la historia.
Así fui conociendo las necesidades de la gente, había mucha
pobreza y muchas viudas quienes perdieron sus esposos en las masacres. Con
estas mujeres en extrema pobreza conformamos una pequeña organización y con el
apoyo de unas amigas que trabajaban para una ONG emprendimos proyectos de
hortalizas, de tejidos, crianza de cerdos y pollos. Fue valioso el aporte de
Dema y Ernestina dos amigas queridas. A las viudas en broma las llamaban Las
viudas de David. De igual modo con el apoyo de mis amigas conseguimos fondos
para poner la clínica parroquial, hoy que salí al patio, me di cuenta que
todavía existe y presta sus servicios.
Fue un año bonito, tenía la jarrilla, un jeep verde, viejo y
de tan flojo hacia tanto ruido de donde viene el sobrenombre. No obstante me sentía
orgulloso de tener un vehículo que me trasportaba para viajar a las aldeas.
Años de juventud, de energía y generosidad. Un buen refugio porque en Chiantla
no estaba del todo bien en mi relación con mi compañero de trabajo. Cuando subía,
venían conmigo amigos de Chiantla: Elmo y Mayra, Majijo y otros jóvenes.
Poco a poco le fuimos dando una estructura y organización a
todo. Había resistencia de las personas que dirigían, con el tiempo fui descubriendo
que tenía que ver con la administración de los recursos.
Fueron tiempos bonitos de tantos sueños y generosidad. Se
fue rápido porque con la salida de Carlos Quintana, fui enviado al norte de
Huehuetenango. Efraín, quien era administrador diocesano tomo la decisión de mi
traslado. A mi salida, protesté y le pedí que alguien continuara con la
atención de Todos Santos pero me contesto tajantemente: A usted no le importa
que pase, en esta diócesis así se toman las decisiones. De hecho la comunidad
se quedo sin párroco de nuevo. Quizá fue lo mejor en el sentido de la autonomía
de la gente.
Escribo estas memorias aquí dentro del templo donde muchas
veces yo fui protagonista con la gente. He pasado un momento hermoso, en
silencio delante del Señor y me siento bien. Pasó por mi mente cuanto viví, que
personas estuvieron junto a mí. Recordar es volver a vivir y no me arrepiento.
Ese tiempo recordado fue cuando era recién venido de Roma, tiempo para retomar
mi fe deteriorada. Con mi cambio a otro lugar, venia otra historia por escribir
donde hubo éxitos y fracasos. Es una riqueza acumulada y mi experiencia puede
ayudar a otros en esa búsqueda de la vida y la felicidad.
Volver al pasado es sanador, es el cuarto paso que nos
enseña AA, y creo que ayuda a valorarse, a darse cuenta que la vida es bella,
solo que con los días oscuros de la vida uno piensa que nada tiene sentido, que
todo fue un fracaso. Solo al darse cuenta que uno solo es un Don de Dios y que
las experiencias buenas o malas, éxitos o fracasos son solo para llenar un cúmulo
de experiencias para enriquecer la historia humana y con humildad reconocer que
solo somos un pequeño ser en el Gran Universo pero tenemos nuestra
INDIVIDUALIDAD, somos únicos y juntos con nuestras historias hacemos la GRAN
HISTORIA HUMANA. Ojalá siempre fueran
positivas, muy difícil porque dentro de nosotros hay egoísmos desquiciados que
se desbordan y se despierta un monstruo destructor. Pero sigamos viendo la vida
con esperanza y con optimismo.
Escrito por David L.
Incluyo fotos: