En nuestro proceso de nuestro caminar en la vida vamos
sintiendo que la energía fluye en la medida que estamos en sintonía con
nosotros mismos y con la energía del cosmos. Cuando hay armonía en nosotros y
en nuestras relaciones. Con esta afirmación no se dice que hay ausencia de
problemas y retos sino más bien como afrontarlos desde la perspectiva de la energía buena.
Hago la experiencia de compartir con amigos, hermanos y
hermanas en un grupo de terapia, asisten personas heridas por la vida sea por
problemas de la vida y especialmente de adicciones. Pero es maravilloso ir
viendo que en el proceso de aceptación de las situaciones de vida y de salud se
va entrando en una dinámica nueva de recuperación y lo que es más profundo el
SENTIDO DE LA VIDA. Se entra en una dinámica de la vida donde se recupera el
deseo por vivir, la alegría, la esperanza y se comienza a vivir con valores y
la búsqueda de un Dios existencial, que vive y hace camino contigo.
¿Por qué este tema? Ciertamente, nosotros somos personas en
relación, es decir no estamos aislados y nuestra constitución como seres tiene
que ser integral, en un ambiente de armonía consigo mismo, con los demás, con
la naturaleza, el cosmos y con Dios. En la medida que esto sea real podemos ser
UNO en relación con todo lo que se tiene alrededor y así poder experimentar la
armonía que se requiere para vivir.
Al pensar en los acontecimientos que ocurren en la historia
actual, tanto mundial, nacional y local, no hay duda que los actores somos los
mismos humanos, sin embargo se ven una serie de conflictos, guerras,
situaciones políticas tan complicadas, organizaciones criminales, asesinatos,
robos, etcétera. Nos hace pensar el desequilibrio en la misma humanidad, el
rompimiento con la armonía es evidente y no nos permite vivir en paz. Esto nos
lleva a pensar que el origen de los problemas viene desde la profundidad del mismo
ser humano.
Nos ubiquemos en nuestro pequeño mundo, el pueblo en que vivimos y podremos darnos cuenta
la dimensión del problema que puede darse con más amplitud a un nivel más
grande.
Convivir en armonía nos invita a salir de nuestros complejos,
nuestras envidias, de nuestros rumores y medias verdades, salir de nuestros
rencores y desconfianzas. Salir de la actitud de ver al otro como rival y
enemigo. Esto se hace patente en la inminente contienda electoral. Afloran un montón
de sentimientos encontrados que nos hace ver al otro, no como hermano, amigo,
sino como rival, como un peligro a nuestros intereses.
Con asumir nuestras vidas con valores, como el amor, la
amistad, la búsqueda de unidad y la humildad, la búsqueda de lo trascendente se
puede construir una mejor interrelación entre nosotros. Es una tarea difícil,
pero es posible, como lo están consiguiendo los hermanos que en su dolor buscan
darle un nuevo sentido a la vida.
El momento actual nos apremia a cambiar actitudes. Quizás
todos necesitamos algo de apoyo y crecimiento, no solo los heridos y a veces
desehechados de la sociedad que nos ayude a mejorar nuestra realización y
nuestras relaciones como personas.
Escrito por David López
Marzo, 17 del 2,015.