Estos días he tenido la gran oportunidad y privilegio de
pasar unos días en reflexión y trabajo en Antigua Guatemala. El silencio, la introspección
ayuda al reencuentro contigo y con los demás.
Unos de los temas sobresalientes en este tiempo es retomar el
tema migrante, entender el pasado vivido con los hermanos en EEUU y ahora desde
acá entender de igual modo el retorno de muchos otros con el dolor de ser deportados,
de haber dejado todo, incluso familia, pero también como la oportunidad de
empezar de nuevo desde acá. Una analogía con la vida personal. Volver a
empezar. Esto ayuda a entender que la vida es dinámica y hace entender el refrán
“Florece donde estas plantado”.
Por años afrontamos el fenómeno migratorio en el
acompañamiento a hermanos mayas en Estado Unidos, una experiencia que por 23 años
quedo grabada en mente. Uno de los sueños en esa época era hacer ver que solo
organizados, desarrollando nuestros dones, nuestra identidad como herederos de
una herencia cultural ancestral, podemos ser nosotros, incidir, hablar,
hacernos oir, en una sociedad individualista, dura, donde tú vales por lo que
produces no por lo que eres.
Es esperanzador ver a la distancia que todo sigue, la gente
es dueña de su historia y entender que solo eres un amigo, compañero del
camino, atrás vendrán otros que lo hagan mejor.
De igual modo es esperanzador ver que van surgiendo otros
liderazgos, que el camino sigue, que los jóvenes siguen con la búsqueda grande
de su identidad, llena de esperanza.
Desde acá podemos experimentar la realidad de nuestro país con
grandes problemas, con dirigentes políticos que dejan mucho que desear, que la
ruta a seguir no se tiene. La desesperanza y la pobreza de las grandes mayorías
hacen brotar nuevas actitudes de rebeldía. Somos un país que no encuentra el
camino. En este marco, el fenómeno migratorio es real, muchos quieren partir,
vemos la realidad de mujeres con niños que están emprendiendo el gran riesgo de
partir con lo que eso significa.
Aquí el emigrante es héroe porque aporta a generar divisas
que sostiene la economía de este país, sin embargo nadie o pocos pueden ver el
dolor y el sufrimiento humano que hay detrás.
La experiencia de los que ya tienen años de haber partido,
que ya se han establecido es valioso, y sostengo que en una forma organizada y
en comunidad, pueden ser un instrumento valioso para incidir en la realidad de
nuestro país. Yo así veo el futuro, los emigrantes son la mayor fuente de
riqueza económica en Guatemala, más que verlos
como otros productos de exportación, son un poder. Solo organizados y con buenos
liderazgos, limpiando los intereses mezquinos de unos, podrán incidir en
grandes cambios en nuestro país.
Hay mucho por hacer, por el momento es mi humilde aporte a la
reflexión y escribo en homenaje a los que siguen la lucha y en memoria de otros
que ya no están.
La oportunidad del espacio ha permitido ver el pasado, ver el
presente y seguir soñando hacia el futuro. El silencio y la reflexión siempre
son buenas compañeras.
Escrito por David López
Antigua Guatemala, abril 8 del 2,016.