En el afán de emprender, animado por el consejo de un amigo agrónomo,
decidí trabajar un proyecto de siembra de tomate en invernadero. Ha sido un
proceso de aprendizaje, inversión, lucha y perseverancia. El proyecto lo
iniciamos con el apoyo de un amigo agricultor de la zona y por supuesto la
entrega generosa de otros colaboradores.
Iniciamos el trabajo con entusiasmo, y poco a poco hemos ido
viendo los avances, desde la preparación de la tierra, construcción de la
infraestructura y siembra. Todo generando esperanza y entusiasmo.
En todo trabajo hay riesgos, posibles obstáculos. En este
caso, con el inicio de las lluvias hemos tenido dos tornados, vientos fuertes
que en un breve instante nos destruyó la obra. La segunda vez acompañada de
lluvia y viento perdimos lo que con tanto entusiasmo iniciamos.
No tuvimos más que iniciar de nuevo la reconstrucción, en
espera que todo pueda caminar y que la naturaleza no vuelva a ensañarse con
nosotros. Seguiremos luchando y trabajando y aprendiendo.
En un primer momento me inundo la impotencia, la sensación de
fracaso y el desánimo, pero al ver la perseverancia de mis compañeros, pensé:
que arreglo con sentarme a lamentar, que arreglo con enojarme y llenar mi alma
de sentimientos negativos. Ciertamente están las pérdidas, pero: ¿Cómo actuar?
Buena disyuntiva, no queda más que seguir…
Esta experiencia práctica, me hizo pensar en los grandes
problemas que se ocasionan con la madre naturaleza: tornados, terremotos, inundaciones
y un sinfín de acontecimientos. La naturaleza tiene su poder, tiene su energía. No podemos
luchar, sino más bien identificarnos con ella, porque somos parte de ella y asumir,
seguir viviendo en esta gran fuente de energía donde estamos inmersos.
Esta experiencia es muy diferente a los acontecimientos que
ocasionamos con nuestra energía negativa, nuestros odios, resentimientos, donde
potencializamos el mal y lo transmitimos a los demás en todos los campos de la
vida, eso sí nos hace miserables, porque arrasamos sobre las vidas de los demás.
Ejemplo de ese caos, lo tenemos en la violencia, guerras, terrorismo, luchas políticas
fratricidas y mezquinas, corrupción, etcétera.
Contra la madre naturaleza no podemos oponernos, solo seguir
viviendo y poniendo nuestro grano de arena para que podamos seguir en un ambiente de paz y armonía no importando
las vicisitudes. Aprendí que emprender es saber correr riesgos, superar los obstáculos
y seguir trabajando. Es una buena escuela.
Escrito por David López
21 de mayo del 2,016.