Muchos acontecimientos vividos que motivan a escribir
y compartir con el afán de aportar a la reflexión y crecimiento personal.
En el marco familiar, estos días sucedió algo triste,
la pérdida del primo Julián Vicente Herrera (TUKI), un joven lleno de vida, de
talento, generosidad un profesional consciente de la realidad de su país, músico
y un conocedor e investigador de la música autóctona de Jacaltenango, fruto de
ello en su edad joven dejo un gran legado. Un gran ejemplo para las
generaciones futuras en nuestra región. Su muerte dejo un gran vacío y pudo
verse con la presencia de gente de la región
que vino a rendirle homenaje. Su corta vida nos enseña a superar las vicisitudes
de la vida con esperanza, a veces con rebeldía, pero enfrentar con optimismo
los retos, tal como le toco vivir con su familia. Una de sus características era
el humor, sus chistes, aun sufriendo. Lo aprendí de sus hermanos acompañándolos
en el tiempo que estuvimos buscando ayuda en los hospitales, luchando con su
enfermedad.
Otra de las experiencias, es lo vivido en los centros
asistenciales de salud del país. Con pena, salimos de Jacaltenango con nuestro
paciente, el hospital local no pudo hacer nada más. Tuvimos que trasladarlo.
Esta travesía nos muestra nuestras carencias en Guatemala. Tuvimos que requerir
de una ambulancia, la de la municipalidad no estaba, la del centro de salud no
se podía disponer por el conflicto interminable entre el personal y el director
del centro que ha bloqueado la buena atención a la gente en el municipio. Mucho
bien harían las autoridades de salud de intervenir en este problema. Nos
dirigimos a la ciudad de Huehuetenango con el apoyo de los bomberos voluntarios
de San Antonio Huista; llegamos al hospital nacional, con la esperanza que
nuestro familiar se aferraba a la vida. Buscamos la emergencia, nos
entretuvieron tres horas, luego decirnos que teníamos que viajar a Quetzaltenago
porque no tenían recursos para atendernos. Mi experiencia fue de frustración,
pero aun más, cuando vi esa sala llena de personas, tiradas por el piso, unos
dos médicos luchando y sin recursos. Así fue como entendí cuando hablan del
colapso del sistema de salud. Con pena se trasladó nuestro paciente a la ciudad
de Quetzaltenango, la experiencia fue mejor, fuimos atendidos. El personal
atento y generoso pero con mucho trabajo, el hospital llenos de pacientes. De
nuevo mucha disponibilidad pero sin recursos. Nos enviaron hacer estudios, diagnósticos,
exámenes, tomografías. Todo tenía que ser en centros privados que florecen a
los alrededores del hospital nacional. Un negocio bien lucrativo para esos
centros de diagnósticos. Así pasamos tres días, experimentando el ir y venir de
tanta gente en un contexto diferente, cada quien con su dolor y enfermedad
poniendo sus esperanzas en los médicos y en ese centro hospitalario el más
grande de occidente del país. Me vi con un paciente de Aguacatán con quien en
otro tiempo compartimos, con cáncer terminal y luchando con esperanza. Durmiendo
en el corredor, insistiendo, pidiendo favor, humillándonos, nos dejaron estar
cerca de nuestro paciente hasta el desenlace final. La solidaridad fue un valor
sobresaliente, muchas personas, paisanos, gente desconocida nos consolaban. Con
el desenlace final, el fallecimiento de
nuestro familiar, nos llenó de tristeza e impotencia. En esos lugares y en ese
contexto, aparecen luego las funerarias disputándose el negocio. Muchas
lecciones aprendidas, la situación de la salud en nuestro país es un gran reto,
los pobres, ni en centros de salud del estado tienen esperanzas, porque se
tiene que tener dinero. Viene la rebeldía, la impotencia, pero también las
ganas de luchar para que esto cambie.
Hoy 15 de septiembre se celebra una año más de la
independencia del país. Desde hace semanas, lo niños y jóvenes estudiantes se
preparan para las fiestas, los maestros se esmeran en los preparativos. Sobre
salen los ensayos el desfile con bandas, el ruido de tambores durante días invaden
y contaminan el ambiente. Es día que se tiene que mostrar civismo y celebrar en
grande la independencia. Los padres de familia se esmeraron en los gastos para
que sus hijos vistan las mejores galas. Es solo un momento, pero, me pregunto, ¿Por
qué tanta inversión en tiempo, recursos, energía? Quizás se pueda canalizar
todo eso en otro modo de celebración que eduque y aporte más a nuestra niñez y
juventud. Recientemente los maestros del estado terminaron un largo paro
laboral de semanas y ahora mas horas y días en la preparación de este evento. El civismo,
el amor a la patria se puede inculcar en la cotidianidad, en el amor al trabajo,
en los valores. Puede celebrarse dentro de las mismas escuelas, con los padres
de familia. Total, es solo un comentario a ver las cosas diferentes.
Hemos estado viviendo el escándalo de la corrupción en
todos los niveles del estado y la caída de muchos en la cárcel. Nuevamente
vemos por los medios de comunicación el involucramiento de familiares del presidente.
NI CORRUPTO NI LADRON, fue el slogan de propaganda, rápido se les olvido y
tenemos más de lo mismo.
Vi las calles de mi pueblo con ocasión de los festejos
patrios, adornadas, con mensajes de valores, pero sobresaliendo el nombre del
alcalde municipal. ¿Sera que es muy temprano para iniciar la campaña política? ¿Se
hicieron con recursos personales o de la municipalidad?
Bien son unas líneas, con la experiencia vivida, para
aportar a la reflexión…
Escrito por David López
15 de septiembre del 2,016.
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