Los recientes acontecimientos de la muerte calcinada de 40
niñas en el HOGAR SEGURO VIRGEN DE LA ASUNSUCION y tantas más graves en los
hospitales, generó conmoción en el país y en el mundo. Somos famosos por
nuestras tragedias, no por nuestros logros. Sin embargo este hecho pone el dedo
en la llaga para ver la realidad que enfrentamos en nuestro país.
Hay un sentimiento de desesperanza al ver un gobierno
fallido, sin liderazgo, sin proyecto de nación, sin plan de trabajo, marcado
por la improvisación. El hecho trágico de la muerte de las niñas sirvió de cortina de
humo para nombrar nuevos gobernadores que deja ver el regreso de la vieja
política, con la influencia de diputados corruptos que puedan hacer sus negocios
en el Consejo de Desarrollo. Es tan evidente. Lo mismo en las municipalidades, improvisación,
corrupción, nepotismo. Las estructuras del estado que deben generar confianza
nos dan todo lo contrario, jueces, policías, ministerios, congreso. Partidos políticos
que son un negocio. Tenemos una burocracia marcada por arribismo, ineptitud.
Gente que ha ocupado puestos de dirección por cuello no por capacidad y los resultados
son evidentes. Que porque son amigos, familiares del presidente, del
gobernador, del alcalde, del diputado. Todo esto ha llevado a gente a puestos
del gobierno no para servir sino para robar.
Hay movimientos sociales, sindicatos, sin embargo se ve claro
que mucha gente que está en estos grupos buscan solo sus intereses, lideres que
buscan solo manipular a gente ingenua y no hay claridad hacia donde se va. De
igual modo se ve inconsecuencia con lo que se dice y lo que se hace.
La foto que ilustra esta reflexión la tomé visitando unos
proyectos productivos de algunos agricultores de la parte baja de mi pueblo. El
contexto es que un vehículo atropelló al perrito y se fracturó de la columna.
La niña al ver al perro tirado y herido, lo cargó y lo llevo a su casa.
La inocencia, la ternura y la sencillez de la escena y el
contexto que tiene la foto, me enseño la
humildad, la solidaridad, autenticidad y
algo mucho más profundo, la misericordia que debía proliferar en las acciones humanas.
La profundidad de la acción de las personas son las que marcan el accionar. Si
hay tanta desigualdad, ambición, traición, egoísmos desenfrenados viene de lo
profundo de las personas. La escena bíblica de Caín que mato a su hermano Abel,
puede ejemplificar nuestra realidad, el odio, el egoísmo, la ambición, nos
lleva a matar a nuestros hermanos, y lo que es mas a inocentes. Esto es lo que
se ve en nuestros estratos sociales, en el gobierno, donde no es servir, sino
robar, hacerse ricos de la noche a la mañana, perder los principios, y hacer alianzas
hasta con el diablo para lograr los objetivos.
Por otro lado están los que se llaman buenos, que ven las
cosas desde la montaña, desde lejos, sin involucrarse en nada, criticar, indiferentes.
No es conmigo. Ver con morbo lo que se publica en las redes sociales y en otros
medios de comunicación.
La niña con su inocencia me enseñó misericordia, solidaridad y amor
hacia su perrito que lo cargo en la espalda.
Nosotros, ¿qué generamos en nuestros acciones hacia el otro?
En este momento actual, creo debemos revisarnos. Caminar en
esta adolorida patria con un poco de esperanza ante tantos acontecimientos, es
volviendo lo más profundo de nuestro ser, dentro de nosotros. Y luego salir al encuentro del otro. Y dar, y participar. Ya basta de tanta indiferencia.
Con esto digo, que manifestar, no es el único camino, exigir es un camino, pero
mas es hacer lo que me toca en el
contexto en que me ubica la historia con responsabilidad y consecuencia.
Es un granito de arena a la reflexión.
Escrito por: David López
Marzo 14 de 2,017.