Desde la distancia y en la paz que da la vida del campo,
contemplando la maravilla de la naturaleza en la que el Creador nos ha puesto
para una convivencia armoniosa y de paz, me vienen a la mente lo turbulento de
la vida que nosotros los humanos llevamos. Y en la profundidad de los problemas
y conflictos deja poco a la esperanza, que puede llevarnos al pesimismo y
conformismo. Sin embargo, los problemas y dificultades plantean el legado que
debemos dejar los adultos a las generaciones futuras.
Haciendo trabajos de campo, estos días me di la tarea de
caminar por un peñasco. Al darme cuenta lo difícil de la tarea y que subir
sobrepasaba a mis límites de fuerza, me detuve a media cuesta y me dije no lo
lograré. Recordé el camino que hice con
mi amigo Don Fernando Peñalosa en el parque de Yosemite, EEUU, él se apoyaba en
dos bastones y eso le facilitaba subir las montañas. Eso hice, busqué dos palos
de café, los arreglé con el machete y empecé subir la empinada. Estaba solo,
con mi desafío del momento. Y me dije lo lograré y así fue. Un desafío personal que me propuse y meta
lograda. Esto fue en contexto de trabajo, no era solo una aventura o ejercicio.
Comparto esto, ante los acontecimientos actuales. La situación
social, política y económica tanto a nivel local, nacional y mundial tan
difícil y complicada.
La realidad nos plantea desafíos que nos exigen respuestas.
Seguramente a medio camino, nos desanimamos, quisiéramos colgar la toalla, pero con los apoyos necesarios tenemos que
seguir.
Venían a mi mente tantos jóvenes sin futuro, sin trabajo, sin
incentivos. Pocas fuentes de trabajo y las pocas que hay no llenan las expectativas.
Tenemos recursos grandes, con un poco de iniciativa y consenso,
se pueden lograr fuentes de trabajo. Sin embargo parece que los prejuicios, los
intereses mezquinos se anteponen. Recientemente en un dialogo con el ex
procurador de DDHH Sergio Morales, describía como detrás de los grandes
conflictos sociales, hay grupos que se especializan en generarlos, usando a las
personas, pero ellos los convierten en grandes negocios, financiados por
agencias extranjeras. Y no menciono los nombres de las organizaciones. Me quede
estupefacto y no podía creer.
Los pueblos somos dueños de nuestro destino, sin embargo si
todos nos apoyamos, si llegamos a consensos, acuerdos. Ayudarnos como bordón, unos con otros podremos lograr nuestro desarrollo.
En el momento actual, con tanta división, diversidad de
intereses mezquinos, resentimientos, difícilmente llegaremos lejos.
Decidí no describir problemas, sino más bien un tema de motivación
para discernir desde donde estamos cada
uno y allí plantearnos la realidad y dar
respuestas. FLORECE DONDE ESTAS PLANTADO, resuena en mi mente.
MUCHO POR HACER.
Escrito por: David López