Estoy viviendo un tiempo entre
mis hermanos emigrantes en Estados Unidos, y en cada lugar que visito encuentro
situaciones humanas tan difíciles que viven nuestros connacionales en este
lugar. Y viviendo esta realidad que significa ser emigrante en este país, con
todo lo que implica, contemplar desde lejos el drama de nuestro país, se llega
a la desesperanza, ¿A donde iremos? Es
la pregunta. Nuestra patria esta convulsionada por la persistencia de un
gobierno de mantener sus privilegios, por no afrontar la justicia con honradez,
por mantener un sistema corrupto no importando sacrificar la nación entera,
empeñando el futuro.
Vivir acá no es fácil para la
gente, hay temores, inseguridad, familias enteras en la tensión de que pueden ser deportados, viviendo la soledad, la
inestabilidad pero caminando, persistiendo, luchando y generando economía para
nuestro país, no obstante quienes lo dirigen se empeñan en destruirlo.
Es el mes patrio, nuestro deber es levantarnos con dignidad y
manifestar nuestra inconformidad, gran ejemplo dan nuestros hermanos de
Quetzaltenango, Sololá y otros grupos organizados de campesinos. Muchos nos
quedamos viendo de lejos, indiferentes, disgustados y lo que es más doloroso,
dando lugar y razón al pacto de corruptos. Autoridades locales, alcaldes y
gobernadores defendiendo al gobierno, seguro y también manchados con la corrupción, no nos
queda duda.
En este contexto, ayer en una
reunión comunitaria, una persona se me acerca me saluda y me interroga que si
yo la recuerdo: Me dice, “No sé si me recuerdas, soy Roberta” y su imagen se
refresca y vuelvo al pasado y la identifico, claro que sabia quien era.
Roberta era muy joven, de dieciséis
años, trabajó como traductora en Acateco para las hermanas ursulinas que
trabajaron San Miguel Acatan a fines de la década de los 80ss y principios de
los 90ss. Las hermanas, con su generosidad llegaron a San Miguel para servir en
la parroquia, todos sabíamos que iba a ser difícil su misión, porque fue un
lugar muy golpeado por la guerra y en ese momento se encontraba ocupado por el
ejército con la presencia de un destacamento militar y un
fuerte control de la población.
La hermanas se dedicaron a la catequesis,
a promoción de la mujer, a servir a los pobres, atención a los jóvenes.
Visitaban las aldeas, todo parecía tan tranquilo. Sin embargo no fue asi. Se
les empezó a ver con desconfianza, empezaron las amenazas, anónimos y presión fuerte
que salieran del lugar. Ellas en su ingenuidad, no le dieron importancia al
principio hasta que sintieron el acoso de los militares, particularmente en la persona
de una de ellas. Ante esta presión, salieron de emergencia, y fueron a la
Antigua a un retiro espiritual para
discernir si seguir en San Miguel o salir del país. En esas estaban cuando
hombres armados entraron al convento y secuestraron a una de ellas. Por ser norteamericanas,
la embajada ejerció presión sobre el gobierno, que en aquel entonces era el
gobierno de facto de Mejía Vectores. La hermana apareció abandonada en una de
las calles de la ciudad de Guatemala, torturada, violada. Su testimonio era
aterrador. Ellas tuvieron que salir del país, la hermana que sufrió los vejámenes
estuvo mucho tiempo en un centro de recuperación para víctimas de la tortura. Asi
termino esa misión tan bonita y de tanto cariño para el pueblo sufrido de San
Miguel Acatan.
Se inicio un demanda al estado en
esa época, no prosperó porque se encargaron de denigrar la imagen de la Hermana,
el abogado de los militares en ese entonces era el actual diputado al congreso
Fernando Linares Beltranena. La hermana
nunca se recupero de los vejámenes.
Roberta, joven, tuvo que salir de
su pueblo porque corría peligro su vida, me conto que las hermanas le dieron
cien dólares y le pidieron que saliera. Me conto de su peregrinar sola por México
y luego sola cruzar la frontera, de sus luchas en este país, de sus fracasos en
su vida matrimonial, de su estancia en una cárcel y de su vida en un centro de recuperación
psiquiátrico y de su lucha por recuperar su familia y su esperanza en la vida
ahora que es madre de dos hijas y un trabajo estable en este país.
Muchas historias como esta, están en el pasado y presente de muchos
hermanos migrantes y la situación actual de nuestra patria nos remonta a ese
tiempo, de militarismo, secuestro, muerte, tierra arrasada, muertos,
desaparecidos. Miles de gentes inocentes que murieron, que sufrieron, niños,
mujeres ancianos. Asi tanto que contar y que con el contexto actual, vienen los
temores de volver al pasado.
Quizás hay jóvenes que no
vivieron esa etapa triste de nuestra vida, pero pongamos la mente atenta de los
riesgos que corremos en el momento actual, de perder la poca paz que con tanto
dolor logramos y que ha costado miles de vidas.
Contar esta historia en el
momento actual es un aporte a la reflexión y a la cordura de quienes hacemos
historia en nuestra patria y sobre todo a quienes detentan el poder en especial
al Sr. Presidente.
Escrito pos David López