sábado, 16 de agosto de 2014

EL SECUESTRO Y MUERTE DE PACO MONTEJO, OPINION


El miércoles 13 de agosto quedará grabado en la mente del pueblo de Jacaltenango como un hecho insólito. Por la noche, eso de las 9:00 pm irrumpieron en el pueblo hombres armados, secuestraron a Francisco Montejo y su hijo Paco, los sacaron con lujo de fuerza y los llevaron amarrados a su aldea San Andrés Huista. Fue un hecho rápido, que  dejo atónitas a las personas que patrullan por la seguridad en el pueblo. Nadie reaccionó, solamente se impuso la actitud prepotente de esos hombres que con fuerza y violencia  se llevaron a las dos personas.
Al otro día, los rumores en el pueblo, ¡dice que¡, ¡qué bueno que haya gente que haga justicia¡, ¡dice que esto hicieron¡ Era un mundo de rumores que llenaba la orgia de chismes y diretes en la comunidad sin nada claro de  el  por qué de los hechos. Simplemente un hecho era real, hombres armados entraron en una casa, secuestraron a dos personas y no se sabía nada de las condiciones de su vida.
Más avanzado el día llegaron las noticias de que Paco había muerto, unos decían que se suicidó con un arma, que se colgó, total, había interés de regar el rumor de la muerte y nuevamente los chismes y diretes que denigraban el prestigio y la dignidad de una persona. Del hijo no se sabía nada.
El día 14 de agosto, por la mañana, se confirmo el hecho, Paco había muerto, se negoció la entrega del cadáver y al hijo. La gente se empezó  juntar en la casa de habitación, muchos dando el pésame a los familiares y así la comunidad comenzó a reunirse y a dar muestras de solidaridad. En el pueblo de rumores, había toda clase de explicación y posturas sobre el hecho.
El 15 de agosto es la Fiesta de la Asunción, segunda fiesta patronal  del pueblo, fue también el día del funeral de Paco. Se adelantó el sepelio, las honras fúnebres en el templo, porque había procesión de la Virgen y celebraciones litúrgicas por la fiesta. ¿Fiesta? Como puede haber fiesta ante un hecho tan repugnante. Un silencio total de los líderes religiosos en la orientación al pueblo, en cómo canalizar tantos sentimientos encontrados. Sentimientos de satisfacción por el hecho de parte de unos, sentimientos de rencor, de ira e impotencia por un hecho tan condenable por parte de otros.  Deja mucho que pensar. No es cuestión de solo rezar. Como creyentes se debe discernir qué es el camino correcto y cómo se ven desde la perspectiva de Dios los hechos de esa naturaleza, pero el liderazgo tiene el deber moral de orientar, dirigir, canalizar. Pero el silencio se vuelve cómplice.
Tuve la oportunidad de estar cerca de la familia cuando cerraron el ataúd, pude sentir en el alma el dolor de la familia, escuchar las palabras de despedida de las hijas, del hijo que también fue víctima del secuestro, de la esposa, del papá y hermanos, a su ser querido. Una escena dolorosa que me hizo  caer las lagrimas.
Que nos enseña este hecho. Mucho, si no somos insensibles, si queremos tomar este hecho repudiable como una oportunidad.
Hay violencia en el pueblo, hay delincuencia, pero las cosas no se resuelven con rumores. Necesitamos tener un verdadero liderazgo, una buena organización. Aquí tienen el deber todos los sectores del pueblo. Es un llamado a la reflexión y buscar caminos nuevos.
Mucho daño nos hizo como comunidad el conflicto con la anterior corporación municipal que nos dejó divididos, con prejuicios entre nosotros. No hay confianza y no hay unidad como pueblo y en esto tienen mucha responsabilidad líderes religiosos.
Tenemos rezagos del conflicto armado que no hemos sanado.
Hay un estado de derecho, si bien es débil, como ciudadanos tenemos que hacer que funcione. Hacer justicia con nuestras manos, corremos el riesgo de equivocarnos y ejemplo es  este hecho.
La presencia de la comunidad de San Andrés  en hechos de violencia como este, no es la primera vez, ha habido otras situaciones en que han actuado de la misma forma. Me pregunto si es la mejor manera de hacer justicia. Me pregunto ¿Cuál es el mejor camino para llevarnos a una verdadera paz y convivencia fraterna? ¿Cuánto esfuerzo se ha hecho de parte de las autoridades para acercarse a esta comunidad y buscar caminos nuevos para que ellos no hagan su justicia de ese modo?
Gran tarea tienen las autoridades del país, a nivel departamental y sobre todo a nivel local para ir afrontando estas situaciones.
La tarea de quienes manejan conciencias, las iglesias, los grupos sociales, las comunidades, es grande. La indiferencia no es la mejor actitud. No basta rezar hacen falta muchas cosas para conseguir la paz, dice la canción.
A  toda la ciudadanía invito entender que debemos cambiar de actitud, caminar en una convivencia de tolerancia y buscar los verdaderos valores que nos conduzcan a un encuentro fraterno.
A la comunidad de San Andrés, entender  que hacer su propia justicia no es el mejor camino.
Por último esperamos que este hecho se esclarezca por las autoridades competentes  y se haga justicia y no quede impune como muchos en el país.
Escrito por:   David López.

Agosto 16 del 2,014.