lunes, 10 de septiembre de 2018

SR JIMMY MORALES, POR FAVOR NO NOS HAGA VOLVER A VIVIR EL TERROR DEL PASADO



Estoy viviendo un tiempo entre mis hermanos emigrantes en Estados Unidos, y en cada lugar que visito encuentro situaciones humanas tan difíciles que viven nuestros connacionales en este lugar. Y viviendo esta realidad que significa ser emigrante en este país, con todo lo que implica, contemplar desde lejos el drama de nuestro país, se llega a la desesperanza,  ¿A donde iremos? Es la pregunta. Nuestra patria esta convulsionada por la persistencia de un gobierno de mantener sus privilegios, por no afrontar la justicia con honradez, por mantener un sistema corrupto no importando sacrificar la nación entera, empeñando el futuro.
Vivir acá no es fácil para la gente, hay temores, inseguridad, familias enteras en la tensión de que  pueden ser deportados, viviendo la soledad, la inestabilidad pero caminando, persistiendo, luchando y generando economía para nuestro país, no obstante quienes lo dirigen se empeñan en destruirlo.
Es el mes patrio,  nuestro deber es levantarnos con dignidad y manifestar nuestra inconformidad, gran ejemplo dan nuestros hermanos de Quetzaltenango, Sololá y otros grupos organizados de campesinos. Muchos nos quedamos viendo de lejos, indiferentes, disgustados y lo que es más doloroso, dando lugar y razón al pacto de corruptos. Autoridades locales, alcaldes y gobernadores defendiendo al gobierno, seguro y  también manchados con la corrupción, no nos queda duda.
En este contexto, ayer en una reunión comunitaria, una persona se me acerca me saluda y me interroga que si yo la recuerdo: Me dice, “No sé si me recuerdas, soy Roberta” y su imagen se refresca y vuelvo al pasado y la identifico, claro que sabia quien era.
Roberta era muy joven, de dieciséis años, trabajó como traductora en Acateco para las hermanas ursulinas que trabajaron San Miguel Acatan a fines de la década de los 80ss y principios de los 90ss. Las hermanas, con su generosidad llegaron a San Miguel para servir en la parroquia, todos sabíamos que iba a ser difícil su misión, porque fue un lugar muy golpeado por la guerra y en ese momento se encontraba ocupado por el ejército con  la  presencia de un destacamento militar y un fuerte control de la población.
La hermanas se dedicaron a la catequesis, a promoción de la mujer, a servir a los pobres, atención a los jóvenes. Visitaban las aldeas, todo parecía tan tranquilo. Sin embargo no fue asi. Se les empezó a ver con desconfianza, empezaron las amenazas, anónimos y presión fuerte que salieran del lugar. Ellas en su ingenuidad, no le dieron importancia al principio hasta que sintieron el acoso de los militares, particularmente en la persona de una de ellas. Ante esta presión, salieron de emergencia, y fueron a la Antigua a un retiro espiritual  para discernir si seguir en San Miguel o salir del país. En esas estaban cuando hombres armados entraron al convento y secuestraron a una de ellas. Por ser norteamericanas, la embajada ejerció presión sobre el gobierno, que en aquel entonces era el gobierno de facto de Mejía Vectores. La hermana apareció abandonada en una de las calles de la ciudad de Guatemala, torturada, violada. Su testimonio era aterrador. Ellas tuvieron que salir del país, la hermana que sufrió los vejámenes estuvo mucho tiempo en un centro de recuperación para víctimas de la tortura. Asi termino esa misión tan bonita y de tanto cariño para el pueblo sufrido de San Miguel Acatan.
Se inicio un demanda al estado en esa época, no prosperó porque se encargaron de denigrar la imagen de la Hermana, el abogado de los militares en ese entonces era el actual diputado al congreso Fernando Linares Beltranena.  La hermana nunca se recupero de los vejámenes.
Roberta, joven, tuvo que salir de su pueblo porque corría peligro su vida, me conto que las hermanas le dieron cien dólares y le pidieron que saliera. Me conto de su peregrinar sola por México y luego sola cruzar la frontera, de sus luchas en este país, de sus fracasos en su vida matrimonial, de su estancia en una cárcel y de su vida en un centro de recuperación psiquiátrico y de su lucha por recuperar su familia y su esperanza en la vida ahora que es madre de dos hijas y un trabajo estable en este país.
Muchas historias como esta,  están en el pasado y presente de muchos hermanos migrantes y la situación actual de nuestra patria nos remonta a ese tiempo, de militarismo, secuestro, muerte, tierra arrasada, muertos, desaparecidos. Miles de gentes inocentes que murieron, que sufrieron, niños, mujeres ancianos. Asi tanto que contar y que con el contexto actual, vienen los temores de volver al pasado.
Quizás hay jóvenes que no vivieron esa etapa triste de nuestra vida, pero pongamos la mente atenta de los riesgos que corremos en el momento actual, de perder la poca paz que con tanto dolor logramos y que ha costado miles de vidas.
Contar esta historia en el momento actual es un aporte a la reflexión y a la cordura de quienes hacemos historia en nuestra patria y sobre todo a quienes detentan el poder en especial al Sr. Presidente.
Escrito pos David López