Retomando
las reflexiones diarias, en este movimiento de aconteceres de la vida
cotidiana, concluyo que vivir siempre en un contexto de retos, de trabajo,
situaciones de crisis y conflictos, es parte del ser humano. No podemos decir
que estamos del todo sin problemas, es mas tenemos que ver los problemas y
dificultades como parte de nuestro diario acontecer y se convierten en
oportunidades de la vida para encontrar sentido a todo.
Si entramos
en nuestra interioridad, en lo profundo de nuestro Ser, veremos que somos como
un volcán en erupción, siempre estamos en constante ebullición, habrán momentos
de gran actividad, pero vendrán momentos de calma. Es la dinámica de la vida y
esa es la tarea que nos reta a ir construyéndola constantemente e ir
armonizando todo lo que acontece y está en nuestras capacidades de hacerlo.
¿Por qué me
planteo este tema? No solo por mí, sino porque cuando estamos en relación con
los demás, buscamos ver al otro, descubrimos que no podemos estar aislados,
necesitamos del otro y el otro necesita de nosotros. Descubriendo al otro,
veremos que todas las personas viven sus contextos, sus dolores, retos,
problemas, sus luces, sus esperanzas. Descubrimos sus necesidades, sus
carencias y sus sufrimientos. Y si tenemos la capacidad de escuchar veremos lo
profundo de su vida y descubriremos sus grandes necesidades existenciales, sus
búsqueda de tener sentido y necesidad de la felicidad y realización. Todos
tenemos esa búsqueda.
De igual
modo cuando vemos la dimensión no solo personal e individual. Reflexionar sobre
los conflictos sociales, políticos y económicos, vemos la gama de problemas que
aquejan a los pueblos, a las naciones, al mundo. Descubrimos que no son los
políticos, los dirigentes de las naciones que tienen las soluciones mágicas, si
así fueran, no se dieran los grandes problemas que se ven en el mapa mundial,
como ejemplos Ucrania y los intereses geopolíticos; Venezuela, un pueblo hermano
que duele ver su dolor, sufrimiento y pérdida
de vidas jóvenes.
Quizás
muchos buscamos soluciones en movimientos espirituales, en opciones religiosas,
políticas e ideológicas y lo que es peor, como acontece en nuestro país, en
opciones partidistas y se ve el desengaño porque es una realidad que no
responde. En lo religioso, si no es genuino, se convierte en un negocio y lucro
con la fe sencilla del pueblo. Si es político, es un desengaño, porque de igual
forma, es un negocio, no hay mística, solo es oportunismo, manipulación de los
medios de comunicación, corrupción.
Así, en este
devenir, ¿cómo ver con esperanza la
vida? Buscando respuesta a las
interrogantes que se plantea, me atrevo a compartir la vivencia desde la sencillez.
Una
respuesta a todo, es recuperar valores, encontrar el sentido a los retos de la vida, se convierte en la
búsqueda profunda de espiritualidad autentica, entender, que la búsqueda de
Dios hoy, es personal, es experiencial, es vivirlo en el caminar de la vida,
profundizarlo, sentirlo. Vivir en Dios, es sentir que el guía nuestros pasos,
sentir su amor y desde ahí, vivirlo con ese mismo amor, descubrir que nuestras vidas
valen, somos merecedores del amor de Dios, del amarnos a nosotros mismos y del
amor de los demás. De igual modo, abrirnos al amor a los demás. Esto solo se
entiende desde la sencillez, sin precipitarnos a encontrar la solución a todo,
sino vivir todos los retos como parte de la normalidad de la vida, como parte
común del camino sin las angustias y el estrés que conlleva nuestros dolores y
sufrimientos, sino más bien, ver como parte de la normalidad.
Esto nos hará llevadero
nuestro yugo, nuestras carga ligera y veremos que todo tiene sentido. Veremos
nuestra vida con trasparencia y sencillez, realizando con gusto lo que nos toca,
sin doblez, sin mascaras. Con la serenidad y responsabilidad todo fluye.
Entonces esa vida será como una corriente de agua fresca, una fuente tranquila y su suave rumor nos hace seguir nuestro camino.
Seguramente,
en esa búsqueda de paz, seremos transmisores de esa paz en el servicio y
compromiso con los demás. Nuestro que
hacer será un aporte a la creación, al universo y nos convertimos en parte de
su dinamismo creador. Solo así veo que nuestro aporte a la sociedad, será desde
un nuevo enfoque, con autenticidad, con sinceridad. Sin ambiciones personales
que caen en el desenfreno de la avaricia, el poder, el tener. Sin más desde el ser
siendo con los demás.
Es tiempo de
cuaresma y nos encaminamos a la Pascua, meditar la vida: pasión, muerte y
resurrección de Cristo, nos invita a ver esta dinámica del Camino. Esto nos dará
el sentido y la alegría de vivir.
Escrito por David L.
Abril del 2,014
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