viernes, 17 de octubre de 2014

SI TODOS NOS LIMPIARAMOS DE PREJUICIOS, NUESTRA REALIDAD SERIA DIFERENTE

SI TODOS NOS LIMPIARAMOS DE PREJUICIOS
NUESTRA REALIDAD SERIA DIFERENTE.
Tuve la oportunidad de vivir un tiempo en una sociedad anglosajona, una de las virtudes que pude observar, sin idealizar esa vida, es por su respeto a la vida y privacidad del Otro. Nadie se mete ni hace comentario de la vida de los demás, simplemente cada quien es dueño de sus aciertos y desaciertos, de sus éxitos y fracasos. De igual modo de la tolerancia del uno con el otro.
Porque me atrevo a hacer esta afirmación.  En nuestra realidad tanto nacional como local, uno de nuestros defectos que no permiten armonía ni progreso es que tenemos dentro del alma muchos resentimientos, manifestamos con nuestras críticas destructivas la proyección de nuestros fracasos. Es así como nos dedicamos a críticas negativas, a ver los defectos de los demás, si alguien sobresale lo destruimos con nuestras envidias. Si alguien quiere sobresalir lo bajamos viéndole sus defectos nunca sus virtudes. Es muy común publicar anónimos, haciendo criticas sin asumir la responsabilidad de lo que se afirma, eso no tiene validez porque detrás hay cobardía y saña contra el otro a quien que se critica.
Seguramente en nuestra individualidad nadie es perfecto, tenemos debilidades y defectos, pero si potenciamos las virtudes de los demás veremos que hay más aspectos positivos que negativos. En el mundo de relaciones es tan complicado, llevamos dentro de nosotros traumas y muchos complejos de inferioridad que se complementa con nuestros defectos de carácter y eso lo manifestamos en la familia, en los lugares de trabajo y en la sociedad.
Si queremos soñar con una sociedad nueva, tenemos que comenzar desde dentro de nosotros. Si queremos aportar energía positiva tenemos que trabajarnos, conocernos. Buscar ayuda si fuera necesario, solo es cuestión de buscar un amigo que te entienda. Abrirse a los valores profundos, particularmente a una espiritualidad humilde de abandono a Dios no importa de qué credo seamos. Aprender el valor de la tolerancia y respeto a la individualidad del otro
Si queremos soñar con una sociedad nueva solo es necesario  ser buena gente,  saludar,  ser amable. Es cuestión de abrirse al otro con la atención de lo que es el otro. Y es muy sencillo, desde el seno del hogar, con el hermano, hermana, con el vecino.
Si queremos soñar con una sociedad nueva, es necesario abrirnos al dialogo sincero, atrevernos a dirigirnos al otro y no hablar a las espaldas. No centrar en nuestros diálogos en las esquinas el deleite y morbo de los chismes del día, sino ser propositivos.
Si queremos una sociedad nueva, valoremos a los demás, reconozcamos los verdaderos liderazgos y los potenciemos.
Hay muchos proyectos buenos por ejemplo en nuestro pueblo, los conozcamos, los apoyemos y trabajemos con proactividad y eso nos ayudara a no ser negativos.
Se acercan las campañas políticas y vemos eso como negros nubarrones, se desataran las críticas, descalificación y  señalamientos de los defectos del otro. Sin embargo, ¿se puede ver eso por venir como una fiesta cívica? ¿Podremos sentarnos y dialogar nuestros problemas? ¿Podremos visualizar juntos las necesidades de nuestra comunidad?
Las experiencias del pasado reciente nos tienen que enseñar a ver todo de nuevo. Bien dicen que las crisis son oportunidades y tenemos que cambiar de rumbo. Hay mucha juventud, son el presente y futuro. Hagamos propuestas positivas, la vida de nuestros niños se lo merecen.

Escrito por David López

Octubre del 2,014.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario