El día de ayer martes 24 de abril,
siempre en las andanzas de ir a proponer nuestro proyecto político a las
diferentes comunidades, nos encaminamos a la aldea de Buxup, de aquí de Jacaltenango.
Yo iba con temor de la ausencia de la comunidad, con no muy grande entusiasmo,
siempre influenciado por el contexto tan negativo y deprimente que ocurre en el
país. Bien que mal todo lo que ocurre lleva a una actitud de apatía, sentimientos negativos y de desesperanza. Sin
embargo contemplé el semblante de mis compañeros, con escasos recursos y dando
lo mejor que tienen, su tiempo, emprendimos el viaje.
Llegamos a la comunidad por como las
5:30 pm, recorrimos las calles, en fin, dimos comienzo a transmitir nuestro mensaje. La gente poco a
poco se fue juntando, terminamos con una buena cantidad de oyentes que nos
escucharon.
De regreso, recordé a mi amigo José que
está enfermo de cáncer. Hice una parada y entre a su casa, estaba cenando
rodeado de su familia. Lo encontré con un semblante jovial y lleno de
esperanza, aunque la noticia que me dio es que los médicos lo desahuciaron, es
decir que le dieron pocas esperanzas de vivir, porque la enfermedad estaba muy
avanzada.
A José, aunque lo conozco desde niño, lo
he tratado más en los últimos años de mi incursión en la vida de Jacaltenango
luego de mi ausencia por años, particularmente por el programa de Alcohólicos Anónimos.
Lo he visto compartir con entusiasmo su experiencia alcohólica, su lucha y su
esperanza por un proceso de recuperación integral, nos ha compartió su dolor y sufrimiento
por el alcohol y como ha logrado reivindicarse con la vida. José se ha ganado
la vida con su carreta de helados, vendiendo en los diferentes pueblos, siempre
con dignidad y generosidad. Una vez con orgullo me compartió a degustar uno de
sus helados.
Encontré a José diferente, delgado, me
contó que era la primera vez que comía con hambre. Rodeado de su familia
comenzamos una breve conversación. Me contó de su peregrinar en busca de su
salud. La dificultad económica, los obstáculos en los servicios de salud.
Particularmente en los servicios de salud del estado. La noticia que le dieron
en cancerología. Finalmente me dijo: Como me aprendido en el programa tengo que
aceptar lo que no puedo cambiar. Voy a
vivir mis 24 horas con esperanza, aferrado a la fe y esperanza en Dios que me
saco de peores situaciones. Vi en él paz, aceptación, lucha y rodeado del amor
de su familia. Salió de mí orar juntos y pedir al Dios de la vida su
misericordia para su recuperación.
Fue una experiencia rica y me hizo
pensar en el enfermo desahuciado de nuestro país, que se debate en tantos problemas
de salud, especialmente leyendo los últimos acontecimientos políticos. El sentimiento de derrota ante el monstruo de
la corrupción y poderes paralelos que están destruyendo nuestra patria. José
con su testimonio me dio fortaleza en lo que he emprendido, y comprendí que con
la esperanza puesta en Dios y la determinación de querer hacer lo mejor para
continuar adelante no obstante la dimensión de la enfermedad, poder aportar
algo en ese largo caminar de la historia tan triste de nuestro pueblo.
José me inspiro a ver, que aunque la situación
es tan difícil no perder la esperanza en algo mejor y que la vida siempre nos
da posibilidades.
El evangelio del día de ayer nos hacía
el relato de los discípulos de Emaús. Iban derrotados por el camino, ciegos con
su dolor y el desconocido que iba con ellos les lleno de consejos y sabiduría,
y lo descubrieron cuando se abrieron a la fe y su tristeza se convirtió en alegría.
Ese pasaje iluminó mi realidad.
Meditando lo vivido emprendí con mis
compañeros el regreso a casa lleno de esperanza. En la puerta de la casa estaba
mi padre cargado de años esperándome con alegría.
Escrito por David López
Abril 25 del 2,019.
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